Como es ya tradición bien extendida y más que conocida, la Casa de Andalucía en Logroño participa en la Ofrenda de Flores a San Bernabé, un acto de evocación histórica de nuestra querida ciudad, con su paseillo por Portales hasta el Muro del Revellín, donde se dejan las flores ante la estatua del Patrón de Logroño, San Bernabé.
Éstas son unas pocas fotos... Como puede verse, la elegancia no riñe con la tradición y los vestidos regionales...
El sitio, la historia que convirtió a San Bernabé en patrón de Logroño
A.A.M.
Dieciocho días aguantaron los logroñeses el sitio al que los franceses sometieron la ciudad.
En 1521 Carlos I se marchó a Flandes y, aprovechando su ausencia, un ejército comandado por el general Asparrot se apoderaba de Pamplona, Estella y Viana. Con el mismo afán se acercaban los franceses a Logroño, gobernado por el corregidor Pedro Vélez de Guevara. Asparrot prometió que pasaría por la ciudad respetando vidas y haciendas, en su camino hacia Castilla. Sin embargo, aquEllo no convenció al capitán logroñés, que se mantuvo fiel al rey. Los habitantes de la ciudad se mantuvieron firmes cuando, el 25 de mayo, los franceses sitiaban Logroño.
Por fin, el 10 de junio, con la amenaza de Antonio Manrique y sus 20.000 hombres pisándole los talones, Asparrot decidió levantar las barricadas y darse por vencido.
Al día siguiente, los logroñeses celebraban el triunfo. Era el día de San Bernabé, así que en aquel momento el santo chipriota del Siglo I fue nombrado patrón de la ciudad. Se juró un Voto al santo y se instauraron las hasta hoy fiestas de Logroño.
La procesión con los banderazos del alcalde en las tres puertas de Logroño y el reparto del pan, el pez y el vino (lo que comieron los logroñeses durante el sitio francés) conmemoran tradicionalmente este hito histórico y dan gracias a San Bernabé por su ayuda en la lucha. Además, estos últimos años, Sapo Producciones representa la noche del 10 de junio el final del Sitio de Logroño.
JUSTO GARCÍA TURZA Secretario del Obispado
Ya va para casi cinco siglos que los logroñeses honran la persona y la figura de San Bernabé como patrono y modelo. En 1521, cesó tal día como hoy el sitio a que venían sometiendo los franceses a la ciudad de Logroño. Desde entonces, el pueblo, agradecido, reza Vísperas solemnes con la Corporación Municipal y el día de la fiesta participa en la Misa que el clero y Cabildo catedralicio celebra en honor del Santo.
De San Bernabé se llegó a dar la siguiente descripción que para nosotros quisiéramos todos:
«Bella disposición, genio apacible, naturalmente liberal, recto, sincero, afable y bondadoso, de una fisonomía muy amable, de bello aire, de modales atentos y cortesanos; en fin, de tanta modestia y compostura que se llevaba los corazones».
Este retrato tan singular de San Bernabé lleva la firma nada menos que de San Juan Crisóstomo. Nació nuestro Santo en Chipre, era judío de la prestigiosa tribu de Leví y el nombre de Bernabé le sobrevino porque así le pusieron los apóstoles y que viene a significar «el hijo de la consolación». Estudió con lo mejorcito de su tiempo, en la mejor escuela de Jerusalén (la de Gamaliel) en la que también había estudiado San Pablo. Lo más destacado de nuestro patrono es que evangelizó por todo el Mediterráneo acompañando a Pablo.
En general eran bien acogidos, aunque en Pisidia los apedrearon a los dos, en Licaonia llegaron a pensar sus oyentes que eran los dioses Júpiter y Mercurio respectivamente. La ciudad de Milán se enorgullece de haber tenido a Bernabé como su primer obispo.
Como todos los primeros seguidores de Jesucristo murió mártir. En concreto, en Salamina fue apedreado hasta la muerte. La fecha se sabe con exactitud: el 11 de junio del año 70. Un primo suyo que se llamaba Juan Marco lo enterró y -curiosamente- durante muchos años nadie ha sabido dónde estaba la sepultura.
A finales del siglo V descubrieron sus reliquias y observaron que el santo cuerpo de Bernabé tenía sobre el pecho un ejemplar del evangelio de San Mateo. Sobre su tumba, el emperador Zenón hizo construir un templo.